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PROFESORA ANTONIA CASTILLO DE LA CUEVA

Me referiré a continuación a la semblanza que de María Antonia Castillo de la Cueva hace Agustín Vaca del Colegio de Jalisco, señalándola como una alteña destacada, ya que dicho documento es parte del fascículo numero 37 editado por la institución en 1999.

Por principio damos cuenta que  la profesora nació en Atotonilco el Alto el 5 de abril de 1899. María Antonia fue la mayor de los ocho hijos del matrimonio formado por el profesor Pedro Castillo y Soledad de la Cueva oriundos de Tecolotlan jal.
El profesor Pedro al no poder terminar sus estudios de leyes, ingreso al magisterio atraves del sistema parroquial, siendo así que en esta ocupación llego primero a Tepa  y poco después a Atotonilco donde fundo en 1901 el colegio Guadalupano
 En ese ambiente  envuelto por el clima de la llamada  paz social porfiriana y el florecimiento de las actividades del clero  fueron fundamentales para el trabajo futuro de la profesora. Sin embargo pese a la política de conciliación y la aparente buena voluntad  de la jerarquía  eclesiástica para evitar fricciones, estas no dejaron de suscitarse en la arquidiócesis  de Guadalajara, sobre todo en la observancia de las leyes de reforma que limitaban  las  manifestaciones del culto  a los propios templos.
Como se recordara ya en su oportunidad en el libro del Prof. Luis Orozco se da cuenta de la revuelta que tuvo como consecuencia la quema de los archivos del registro civil en la época del presidente  municipal Florencio Luna, que ya hemos consignado precisamente en referencia a este notable personaje de Atotonilco.
La cuestión en mención es la observancia de no tocar las campanas a la hora de la consagración en la misa y que luego seguramente en mi opinión esa añeja tradición tan nuestra de tocar tres veces las campanas del templo a la hora  la bendición de las nueve de la noche, donde con todo respeto incluso quienes a esa hora dan vueltas en la plaza se detienen para santiguarse, en esa época la pequeña Antonia permanecía como  espectadora, y le impresionaría profundamente.
 En esos años en Atotonilco había cinco planteles educativos de educación elemental, dos oficiales, dos parroquiales y uno privado.
 La futura maestra curso la primaria en el Colegio del Sagrado Corazón cuya directora fue la maestra normalista  Guadalupe Escoto.
 En el animo católico todavía estaba  fresco el recuerdo de los estragos que causo la reforma al poderío eclesiástico por lo que el consenso general era el que alumnos  y alumnas de  las escuelas oficiales salían  muy juaristas adjetivo con tintes de insulto en el diario convivir de Atotonilco, de modo que al pasar por dichas instituciones el grito era hijas de Juárez.
A pesar de dichas fricciones las maestras de las escuelas oficiales  (laicas) llevaban  los sábados a sus alumnos al catecismo.
 Debido a su precocidad  María Antonia terminó la primaria a los 10 años de edad con el apoyo de su padre el profesor Castillo.
 Esa etapa escolar coincidió con los cambios políticos y la adhesión de los atotonilquenses al maderismo a finales de 1910 con lo que la familia Castillo de la Cueva buscando nuevos horizontes para sus hijas el profesor Pedro Castillo emigro a Guadalajara.
El profesor a final de cuentas decidió que sus hijas, 4 , emprendieran los estudios normalistas.
 aquí es donde empieza la otra vertiente de maría Antonia reafirmando su carácter religioso y su actividad  política. Su preparación normalista fue en la escuela normal católica para señoritas con la influencia familiar, en el año de 1911, lograron que Antonia y su hermana dolores fueran acérrimas enemigas del protestantismo de las escuelas oficiales.
A partir de 1913 con el asesinato de madero en Jalisco se conservaba una paz relativa gracias al partido católico nacional (pcn). Las  actividades políticas de este partido beneficiaron   las actividades  escolares de Antonia castillo quien prosiguió sus estudios con toda tranquilidad. Empero con el triunfo definitivo del constitucionalismo en Jalisco en 1914 la normal  católica fue clausurada y las alumnas se vieron obligadas  a  continuar sus estudios en la Normal Oficial cuya directora era Laura Apodaca y  catedrática Irene Robledo, posteriormente considerada como una profesora normalista que superó las limitaciones de su clase y lineamientos de genero al insertarse en grupos con intereses intelectuales.
 Estando en todo su apogeo el circulo liberal femenino Josefa Ortiz de Domínguez cuya finalidad fue la  de  despertar en las alumnas una conciencia política anticlerical. Como era de suponerse Antonia y su hermana dolores se rehusaron  a formar parte del circulo, esto les  acarreo problemas tanto con sus compañeras como con las autoridades  escolares, pero aun así lograron obtener su titulo de maestras normalistas en 1917.
El ingreso de Antonia al sistema estatal de educación coincidió con la promulgación de la carta magna, fue el destino o la suerte? El director  de instrucción  primaria del estado le ofreció el puesto de directora a Antonia en la escuela superior para niñas  de Atotonilco  el Alto  su tierra natal.
 Una vez mas con el respaldo familiar empezó  Antonia a ejercer su profesión ocupando diversos cargos directivos, circunstancia que le permitió tener personal a su cargo para imponer a las alumnas normas de conducta que ella consideraba apropiadas.
A instancias de ella los alumnos acudían los sábados a la casa parroquial a recibir la instrucción religiosa (catecismo).
 La estancia de la profesora Antonia Castillo en Atotonilco se prolongo  hasta 1919
Así entre 1917 y 1922, Antonia ocupó la dirección de las escuelas oficiales para niñas en Atotonilco el Alto, Arandas y Tecolotlán. En ese último año, por decisión de su padre que quería reunir a toda su familia en un solo lugar, Antonia pidió su cambio a Guadalajara, donde se le asignó como maestra de grupo en la llamada escuela modelo
Al fijar su residencia de nuevo en Guadalajara Antonia pudo asistir con  cierta regularidad a  la  casa social que mantenía la unión de damas católicas.
 Fue determinante  la época de 1922 al 1926 bajo el gobierno de Guadalupe Zuno que hizo varios intentos de aplicar con todo rigor las leyes sobre todo el art. 130 que regia las relaciones entre el estado y la iglesia, mismo que aceleraría la llegada de la guerra cristera.
Antonia por supuesto  que respaldo activamente el frente católico
Fue precisamente  que en un comunicado el 12 de agosto de 1926  que se  conminaba  a los maestro a separarse del cuerpo magisterial si sus convicciones religiosas no les permitían cumplir con su deber, y se fijaba un plazo de dos semanas para remitir por escrito su adhesión al régimen, de lo contrario se quedarían, dicho así llanamente, sin trabajo.
Por su parte el arzobispo Orozco y Jiménez emitió edicto de excomunión a cualquier maestro que accediese a firmar las pretensiones gubernamentales.
 la maestra Antonia por supuesto que se negó a firmar, quedando de inmediato sin empleo al igual que sus hermanas.
 Al quedarse sin trabajo Antonia dividió su actividades ,primeramente  se incorporo  a la cruzada femenina por la libertad,  fuerzas conocidas  como la  langosta negra y luego engroso las  filas de la sociedad mutualista de maestros, creada para contrarrestar a las autoridades civiles con el fin de que suspendiera el despido masivo de maestros. Para eso  las damas católicas propusieron la creación de escuelas clandestinas de modo  que pudieran proseguir  con su labor educativa recibiendo la paga de 30 pesos.
 La actividad clandestina de Antonia ceso unos cuantos meses después ya que gracias a la  amistad que trabo  con el en ese momento director de educación publica  el arandendse Manuel Martínez Valadez pudo en 1927 reintegrarse al sistema estatal de educación sin firmar el mencionado documento de adhesión a las políticas gubernamentales.
 Casi al mismo tiempo según lo señala en su articulo Agustín Vaca, la maestra Antonia  sin que ella misma se lo propusiera se enrolo en las bb -brigadas femeninas de Santa Juana de  Arco, una organización secreta paramilitar.

 Desde su ingreso Antonia adopto el nombre de Irene y se le concedió el  grado de coronela. Atendió diversas comisiones, que cumplía  aprovechando los días de asueto y los fines de semana realizando  viajes  a la ciudad de México, trasladando parque y materiales necesarios  para la manufactura de bombas caseras, incluso enseñando a los cristeros a detonarlas a distancia.
Hacia la mitad de 1928 su permanencia en el sistema oficial de educación se había vuelto mas riesgoso debido al conflicto entre las bb y la liga defensora de la liberta religiosa (lndlr) .
La combinación  de su labor educativa con el esfuerzo clandestino por fortalecer al movimiento cristero hacían transcurrir la vida de Antonia en medio de la zozobra que ni siquiera los constantes peligros de ser aprehendida pudieron apartarla del camino que se había trazado.
 Las ilusiones de Antonia fueron cortadas de tajo por los acuerdos  de paz en junio de 1929. Ya que ella no estaba de cuerdo con los arreglos.
Al iniciar la llamada segunda, su paisano Lauro Rocha, uno de los principales cabecillas, intentó incorporarla  al movimiento, sin éxito y a sus hermanas. A pesar de haberse mantenido al margen de este movimiento infructuoso, cuando mataron a lauro rocha, en Guadalajara comenzaron a perseguir a las que maliciaban que andaban con Lauro.
 Ante el temor de que la acción policiaca recayera sobre algún miembro de su familia Antonia y su hermana Carmen tomaran la decisión de irse a la Cd. de México donde permaneció hasta 1941 donde trabajo en el colegio de las vizcaínas- el real colegio de San Ignacio de Loyola, (es ahí donde inicia su contacto con la orden de los jesuitas a la que servirá posteriormente en Guadalajara).
 Ante la perdida de su madre a principios de los años cuarenta se regreso   nuevamente a Guadalajara a, a  instancias de unos amigos  acepto trabajar en el Colegio Unión, plantel de primaria que los jesuitas  habían abierto en 1939.
 Para ese entonces desde 1934, el sacerdote jesuita Roberto Cuéllar se había dedicado a la educación y el adiestramiento de niños y jóvenes desprotegidos, sobre todo huérfanos, con la intención de organizar una central obrera para oponerla a los sindicatos laicos, tenidos por comunistas, así como contrarrestar los posibles efectos de la recién promulgada educación socialista.
En 1942 el padre rector del instituto de ciencias, llamo a Antonia para que se presentara ante el padre Cuellar con el encargo de reunir en un solo edificio a dichos grupos de escolares, para que la educación estuviera a la misma altura que se impartía en el Instituto de Ciencias.
Así fue como la profesora Antonia hecho andar la escuela Juan María Salvatierra en ese año por la calle hidalgo de la perla tapatía.
 En 1946 al ocupar la ciudad de los niños sus nuevas instalaciones en la colonia Chapalita la escuela Juan María Salvatierra se cambio a la calle Federación  una casa en un estado bastante deplorable a la que Antonia se echo a cuestas la doble tarea  : dirigir la escuela y planear la redistribución del espacio de acuerdo a las necesidades , esto beneficio a la profesora ya que en la parte alta dispuso de un espacio para la directora de la escuela, de  tal suerte que casi todos los años que le quedaban por vivir transcurrieron en ese edificio en el que ella realizaba sus actividades personales ya que permaneció soltera por elección.
 los esfuerzos fructificaron ya que los poco mas 400 alumnos que tenia en 1946, para 1964 ascendían ya a 1400. Con la consiguiente creación de otro turno y d e  repartir a los alumnos en varios grupos.
En apariencia todo transcurría normal en el plan de estudios, pero en dicho plantel se agregaba subrepticiamente  las clases de moral y religión. Antonia se las ingeniaba para que  los inspectores se hicieran de la vita gorda evitando las sanciones de quienes tenían fama de comunistas, incluso logro de ellos una relación amistosa.
Pasados los años de consolidación del instituto Juan María Salvatierra la vida de Antonia tomo  un nuevo ritmo tranquilo que se interrumpió con el advenimiento de su jubilación.
En 1982 el arzobispo de Guadalajara concedió a la profesora Antonia tras cuarenta años  al frente de dicha institución y también posiblemente por sus servicios a la causa cristera una pensión vitalicia equivalente al sueldo que recibía un profesor del instituto en servicio activo, la cual debería pagar la parroquia de san Juan de Dios, ya que desde 1966 los jesuitas la tenían en  administración. Seguramente la pensión era poca por lo que el patronato del instituto acordó que siguiera  habitando  la planta alta del edificio sin tener que pagar renta ni los servicios.
 Lamentablemente pronto cambiaron  esas condiciones. En 1985 hubo cambios en la parroquia de Sn. Juan de Dios y el nuevo párroco argumento que no podría seguir sufragando esos gastos, ni pensión ni el pago de la renta, por lo que intento cancelar la ayuda y obligar a la anciana  maestra a desocupar la casa para poder alojar a la nueva directora del ahora llamado instituto.
 La reacción no se hizo esperar  el arzobispado se opuso terminantemente y gracias al apoyo de algunos parientes logro permanecer en la vivienda en disputa.
Algunos, pocos años después debido a una fractura de fémur la obligo a aceptar la propuesta del arzobispado a refugiarse en un asilo para ancianos donde murió en 1991 o 1992 no se tiene  el dato con precisión.
Actualmente el nombre de María Antonia castillo de la cueva apenas si se menciona en algunas obras historiográficas del movimiento cristero y la mayoría de los empleados administrativos del instituto Juan María Salvatierra ignoran que ella fundo y dirigió durante 40 años ese centro educativo para el cual trabajan, todo esta información según lo mencionamos al principio  es un trabajo realizado y publicado por el Colegio de Jalisco.
 También los jesuitas la tendrán en el olvido? A pesar de los favores que les realizo?  Es pregunta la hago yo.
El ITESO ahora con plantel en Atotonilco podría rescatar por lo menos la labor educativa  de esta ilustre profesora atotonilquence?
Poco tiempo de vida le hizo falta a la maestra Antonia para ver sus deseos cumplidos, pues murió escasamente un año antes de las reformas constitucionales que en 1992 suprimieron las restricciones legales que motivaron la rebelión cristera. La recordara este movimiento en la región alteña?

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